¿Has oído hablar del “quiet quitting”? Este término se ha popularizado en los últimos años en los blogs laborales, así como en las redes sociales y entre varios colaboradores. Esto no es nada nuevo, pues ya desde los noventa los Simpsons hablaban de ello; para ser más específicos, en 1995 Homero Simpson dijo: “Lisa, if you don’t like your job, you don’t strike! You just go in every day and do it really half-assed. That’s the American way!” o traducido al español “Lisa, si no te gusta tu trabajo, ¡no te vas en huelga! Solo vas a trabajar cada día y haces lo mínimo”.
Pero se podrán estar preguntando, “hey, ¿Homero en ningún momento habló o dijo algo sobre quiet quitting?” y tienen razón. Este término surgió desde inicios del año antepasado a partir de un video publicado en marzo del 2022 en uno de esos rincones del internet favoritos entre los jóvenes, por un usuario llamado Brian Creely, un coach y youtuber con más de 119 mil suscriptores. En el video original subido a la plataforma de TikTok, es que se acogió este término a partir de una respuesta al artículo de un Insider titulado “Harto de las largas jornadas laborales, muchos empleados han decidido discretamente tomárselo con calma en el trabajo en lugar de renunciar a su empleo”.
Es a partir de este evento que nace la expresión “Quiet Quitting” que, como una bola de nieve, creció y creció y ha tomado el control del internet, a la par que las personas han entrado en una acalorada discusión alrededor de este nuevo trend, debatiendo si se trata de un término que hace relación a la pereza o una forma de oponerse al modelo capitalista que parece haber ido demasiado lejos.
Profundicemos en el término: ¿Qué es Quiet Quitting?
En resumen, el “Quiet Quitting” consiste en rechazar el paradigma que indica que el trabajo tiene que tener un dominio sobre la vida de los individuos en general y que los colaboradores deben dar ese “paso extra” a lo que indica la descripción y tareas de su puesto.
Pero, ¿Cómo se puede ver reflejado esto? Esta conducta puede tomar varias formas que van desde rechazar ciertos proyectos basados en los intereses, negarse a aceptar mensajes, llamadas o cualquier otra forma de comunicación fuera de horario laboral o simplemente estar menos “comprometido” en el puesto.
¿Qué hay detrás de este movimiento?
Todo este movimiento que incluso se podría categorizar como social, ha surgido en respuesta a las situaciones laborales que generaban gran estrés, así como las cargas de trabajo excesivas y las horas extras no remuneradas por las que algunas empresas hacen pasar a sus colaboradores. Si bien algunas empresas han visto este movimiento como algo amenazante, es importante reconocer este movimiento por la otra cara de la moneda que se ha representado como una medida preventiva o llamada de atención ante estas situaciones.
¿Había pasado algo así antes?
Parecería que este movimiento ha surgido de un video viral como una creación de la Generación Z (Aquellos nacidos entre 1997 y 2012), pero fuera de ser la primera generación en pasar por un periodo de desilusión con su vida laboral, de hecho, podemos echar un vistazo al pasado, que revela que los colaboradores a lo largo de todas las generaciones anteriores parecen haber experimentado o pasado por un periodo similar de crisis laboral seguido de una reestructuración o cambio de paradigma.
¿Por qué los colaboradores lo consideran beneficioso?
De acuerdo a un artículo publicado por Psychology Today, el quiet quitting te ahorra la fatiga del burnout, que suele ser el resultado de realizar una actividad que no está orientada o en sintonía con nuestros valores. Con esta práctica, los colaboradores pueden distanciarse y desinvolucrarse de manera estratégica para mantener su bienestar.
Así mismo, esta práctica logra mantener un mejor equilibrio entre la vida laboral y personal, puesto que en muchas ocasiones la salud y el bienestar físico y mental toman un segundo plano en relación a la productividad de muchas posiciones corporativas.
Seguir los propios proyectos o tareas que te apasionan es otra de las ventajas que esta práctica puede ofrecer, si bien no es raro escuchar de compañías que les piden a sus colaboradores tiempo adicional no remunerado de su jornada laboral, esta práctica resulta útil para delimitar límites. Desde la pandemia de Covid-19 hace algunos años se ha visto un aumento en el número de emprendimientos, con una cifra récord en 2022 de 5,4 millones de nuevas empresas tan solo en EEUU.
¿Qué efectos negativos tiene el Quiet Quitting?
Hay quienes pueden ver esta práctica como una falta de respeto y hasta señal de poca profesionalidad, no solo hacia la compañía sino también a los compañeros y demás colaboradores que han invertido no solo tiempo sino también recursos y apoyo.
Por otro lado, esta práctica puede generar una falta de comunicación efectiva entre el colaborador que no avisa con mucho tiempo de margen que se retira de sus labores o que no las hará como se espera y puede crear un problema e incluso caos entre sus compañeros, los cuales es muy probable que tengan que distribuirse sus tareas y su carga de trabajo.
Una herencia desde los Baby Boomers
A partir de aquí es que se puede trazar una línea de tiempo en reversa. Si revisamos la historia, los primeros en pasar por esta experiencia fueron los baby boomers. Mientras que los padres de los boomers centraron su lealtad a las corporaciones que les podían ofrecer un empleo garantizado de por vida, y en respuesta a este estilo de vida, los boomers decidieron reinterpretar el trabajo no como el centro de su vida, sino como el obstáculo a superar para su autorrealización.
Para cuando los boomers se volvieron los padres de la próxima generación, su sueño se había roto y ahora tenían que vender una nueva idea del significado del trabajo a sus hijos, los millennials. La solución que encontraron los boomers fue vender el trabajo como un “hacer aquello que amas”, y con esta idea se intentaba disminuir el espacio entre los dos extremos de ideas que habían pasado ellos.
Para el momento que la generación Z entró al mundo laboral, llegaron ya con una mentalidad radicalmente diferente a la de los millennials que los precedieron. Además, pasaron por situaciones sociales que cambiaron su paradigma sobre el trabajo, la última de ellas, una pandemia que cambió radicalmente la perspectiva global.
Si bien para los colaboradores de otras generaciones estas condiciones de trabajo crearon una crisis profesional, para la generación Z, que hasta ese momento había mezclado su yo con el trabajo, esa realidad hasta cierto punto asfixiante los marcó incluso a un nivel más personal.
Ahora que comprendemos cómo las crisis sociales pueden afectar la forma en que se concibe nuestra idea del trabajo y hemos visto también cómo estas crisis han cambiado las dinámicas laborales, podemos preguntarnos: ¿Es el primer paso para que esta generación desarrolle un entendimiento más profundo del papel del trabajo en sus vidas? Pues habremos de recordar que las anteriores generaciones también estuvieron en algún momento en su posición.