Las habilidades blandas, un plus en la profesionalidad

También llamadas soft skills, son un conjunto de habilidades que posee el individuo y que le permite desarrollarse de manera activa en su entorno de trabajo, mayormente con las personas que le rodean. Las habilidades blandas son características relacionadas con la forma en que nosotros podemos influir de forma positiva en nuestras relaciones sociales, aportando valor y dejando que los demás nos aporten a nosotros.

Va en aumento la cantidad de empresas que reconocen este tipo de habilidades como un activo importante con el que deben de contar sus colaboradores, esto se debe a que el mercado ya no requiere solo de personal técnicamente capacitado para realizar una tarea, recibir órdenes y estar atento, sino que ahora se requiere de una cercanía más humana, una colaboración entre personas que estén capacitadas para comunicarse, tomar decisiones, interactuar en equipos de trabajo y ofrecer un mayor aporte a cambio de mejores oportunidades de crecimiento.

 

Habilidades blandas vs duras 

Las habilidades blandas suponen un cambio frente a la perspectiva de las habilidades duras, pues, mientras que las habilidades duras han marcado la toma de decisiones para la contratación del personal durante muchas décadas, lo que ahora vemos es un mayor deseo por contratar a personas con habilidades blandas (sin dejar de lado a las duras), pero conozcamos un poco más la diferencia entre ambas:

Habilidades duras: son habilidades más técnicas, conocimientos más específicos sobre el área de la que eres responsable y se adquieren a través del conocimiento académico y la experiencia profesional.

Habilidades blandas: son cualidades personales que se relacionan con la inteligencia emocional y social. Son aquellas habilidades que se cultivan a lo largo de la vida a través del contacto con otras personas.

 

El auge de las habilidades blandas 

Ya lo hablábamos un poco al inicio de esta entrada de blog, es cada vez más común que las empresas comienzan a fijarse en el factor humano a través de las habilidades blandas. 

¿Por qué pasa esto? La respuesta implica un poco de contexto histórico, tras la Segunda Guerra Mundial fue necesario una gran cantidad de mano de obra capaz de realizar la misma labor durante largos periodos de tiempo, lo que ocasionó un enfoque prioritario a las habilidades duras, pues las condiciones así lo requerían. 

Sin embargo, tras el término de la Guerra Fría, la perspectiva ha cambiado, hoy, a 30 años del suceso podemos ver como las habilidades duras no son suficientes, así como el entorno ha cambiado, también ha cambiado el mercado y las organizaciones. La empatía, la comunicación asertiva, la proactividad y el liderazgo son habilidades que marcan la diferencia. 

En definitiva, ya no se trata solo de contar con el “recurso humano”, sino que la visión está enfocada al desarrollo del humano mismo, el cual cuenta con técnicas perfeccionadas a través del estudio y la experiencia, pero, a la vez, también cuenta con un potencial de desarrollo interpersonal que puede permitir, en conjunto con los demás, la construcción de un ambiente laboral óptimo para el cumplimiento de los objetivos.

 

Tendencias en el mercado laboral 

Llegando a este punto quizá cabe preguntarse, ¿Cuáles son las habilidades blandas que están buscando las organizaciones? Y la respuesta es complicada, pues no existe una única habilidad o un top de habilidades con las que deberíamos contar, esto a la vez da una apertura a decir que todas las habilidades blandas pueden ser útiles, de una u otra forma, por lo que, si no cuentas con buena comunicación, quizá lo tuyo sea la autogestión. Si tuviéramos que decir cuáles son las habilidades más buscadas en el mercado laboral, al menos algunas, serían las siguientes: 

  • Liderazgo: nos permite dirigir equipos de trabajo y asumir roles de dirección dentro de una empresa.
  • Colaboración y trabajo en equipo: es importante para podernos sentir parte de un proyecto colaborativo, trabajar en equipo, y saber cómo hacerlo, es una practica de las más comunes.
  • Gestión de proyectos: consiste en la planeación, la organización, la motivación y el control de los recursos para alcanzar objetivos que conforman un proyecto.
  • Toma de decisiones: la manera en que se analizan las alternativas existentes para determinar una acción que logre un resultado optimo.
  • Pensamiento crítico: la capacidad de analizar y evaluar la consistencia de los razonamientos 
  • Comunicación oral y escrita: el como se transmiten las ideas y los pensamientos de forma no ambigua para establecer canales de comunicación efectivos.
  • Autogestión: el uso de cualquier método, habilidad y estrategia a través de las cuales los partícipes de una actividad pueden guiar el logro de sus objetivos con autonomía.
  • Solución de problemas complejos: la capacidad de sobrellevar problemas difíciles de manera más sencilla a trabes de la búsqueda de soluciones más fáciles.

¿Piensas que ninguna de ellas te caracteriza? No te preocupes, muchas se pueden desarrollar paso a paso, además de que puede que lo tuyo sea alguna otra habilidad que te ayude a desarrollarte mejor en tu trabajo, por lo que te recomendamos identificar y trabajar en las habilidades que más te interese poseer. 

 

Conclusión 

Las habilidades blandas son un plus a la profesionalidad que brindan las habilidades duras, y son tan importantes como estas. Por esa razón es fundamental que aprendamos a reconocer cuales son nuestras habilidades blandas y que podemos hacer para trabajarlas, lo mejor siempre será llevarlas a la práctica, además, podemos complementar el aprendizaje mediante lecturas, podcast, webinars, etc. por ejemplo, sobre el tema de liderazgo, toma de decisiones y/o pensamiento crítico.  

Al final, debemos recordar que no todo es para todos, pero también debemos de pisar fuera de la caja, por lo que es mejor mejorar las habilidades con las que contamos, pero sin cerrar nuestras posibilidades a aprender nuevas habilidades. 

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